[My silicon brain]
No tengo mucha memoria de lo que sucedió aquel día. Intento no indagar en mis recuerdos; si lo hago, mi cabeza se ve invadida por estática y migrañas. A veces, la curiosidad me vence y acabo arrepintiéndome en una agonía que duran noches enteras. Me tengo que conformar con el hecho de saber que desde aquel momento la mitad de mi cabeza ha sido reemplazada por un conjunto de circuitos que operan ininterrumpidamente para mantenerme consciente.
Mi neuroimplante es tan primitivo como las computadoras de hace cincuenta años y parece ser que la promesa de conectar una inteligencia artificial más competente nuca será cumplida (por lo menos en lo que me quede de vida). Mis pensamientos están limitados por la máquina que convive con lo que resta de materia gris en mi cráneo. Si un pensamiento es demasiado denso, es cuando mis ataques de dolor suceden; es mi cabeza artificial tratando de no autodestruirse. Por eso no debo recordar o pensar ciertas cosas.
